Conseguir esa dulzura tan personal de las Inés Rosales sería imposible si no mantuviéramos nuestras señas de identidad: el respeto a la preparación tradicional y el cariño innegociable que se le pone a cada torta.
La modernidad tiene un papel relevante en nuestras instalaciones, equipadas con las herramientas idóneas para nuestro proceso de producción, pero siempre al servicio del factor artesanal: la pieza angular que nos diferencia y permite conservar nuestra esencia.
El uso de ingredientes cien por cien naturales -harina de trigo, aceite de oliva virgen extra, azúcar y especias aromáticas- es la clave para obtener su inconfundible sabor.
Si a esto le sumamos una elaboración verdaderamente artesanal, y dejamos fuera cualquier atisbo de aditivos y conservantes, tenemos como resultado algo tan rico como saludable.