En nuestras especialidades navideñas hay mucha sabiduría, cierto, pero también un poquito de magia. ¿Quieres saber el secreto? Lo sentimos, sólo tres personas lo conocen y vienen de Oriente.
La fantasía que envuelve los dulces navideños de Inés Rosales no sólo se despliega en el momento de abrirlos, morderlos y paladearlos, sino también durante los instantes previos. Algo parecido a lo que ocurre la noche de Reyes, pero sin quedarte la noche en vela.
Lo que convierte una Navidad en memorable son las emociones compartidas, las miradas, las sonrisas y las sorpresas que vivimos junto a quienes queremos. Y muchas de ellas tienen lugar en el momento en el que aparece una visitante indispensable y siempre bien recibida: la dulzura. Como dice el poema, quien lo probó lo sabe.